Aquellos extraños...


Nuevamente estoy escribiendo con temor. Un sudor corre por mis mejillas al no estar seguro si hoy es el día de mi muerte.
Aquellos extraños decidieron avanzar y nuestra gente murmura por ahí que ellos son invencibles. El día pasado quisimos matar a diez, pero matamos a 3 y ellos lograron exterminar a 20 de los nuestros.
Es todo un peligro constante, no sabemos cómo, ni cuanto son exactamente, lo unico que sabemos es que muchas veces aparecen de la nada y utilizan la naturaleza para acabar con nosotros.
¡Oh, por Dios! Es ahora cuando me arrepiento de haber venido por estos lares. Son tan rápidos e impredecibles que tenemos a personas cuidando el lugar a todas horas, sabiendo de todos modos que de lo único que servirán es de campanas para avisar que nuevamente están viniendo por lo que realmente les pertenece.
Es triste, he perdido a mi mejor compañero por culpa de esos extraños seres, tenía un corte en el cuello y le recorría sangre por todas partes.
Es imposible, Dios mío, ellos tienen armas como extensiones de su cuerpo, afiladas armas.
Cuando se acercan a estas partes, se escuchan sus pisadas, se escuchan los sonidos de la selva caer con cada corte que dan, con habilidad y rapidez.
Su rara forma de comunicarse da más miedo. ¡Como puede ser posible! ¡Nos dijeron que su forma de hablar era igual a la nuestra! Pero hablan como balbuceando, pensé que podríamos saber sus planes con un infiltrado, pero las cartas que ellos enviaban estaban escritos de una manera ininteligibles.
Por cada extraño que matamos, ellos matan a 5 de los nuestros. Salen de los árboles, debajo de la tierra, no podemos verlos por mucho tiempo.
La naturaleza pareciera estar de su lado, saben exactamente como conseguir liquido, conocen el lugar. En cambio, nuestros mapas fueron diseñados con poco conocimiento del mismo.
Si no es por los extraños, morimos de hambre, de sed.
Cientos de mis hombres se rindieron al no poder con ellos "Son invencibles en este territorio" dicen llevando sus bolsos y retirandose.
Hasta estoy seguro de que no vale la pena tanta sangre por intereses de los grandes que me mandaron con la tropa.
Voy a seguir, pero siento que seguiré por poco tiempo: seguiré, hasta que aquellos extraños llamados Paraguayos, vengan por mí en este maldito Chaco.


-Mc Camp

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